CONTRA EL RACISMO, LA EXPLOTACIÓN Y EL FASCISMO.

NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL. NINGUNA PERSONA ES UNA MERCANCÍA.

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    Las graves agresiones racistas y xenófobas cometidas por la inmensa mayoría de El Ejido, contra la comunidad magrebí que habita en esta población, constituyen una violación tan flagrante de los derechos humanos y una muestra de desprecio tan indignante que no podemos dudar ni un momento en pronunciarnos públicamente sobre lo acontecido. Este nuevo episodio de violencia racista no es sin embargo algo anecdótico ni aislado, ni tampoco un fenómeno imputable en exclusividad a esta localidad del Poniente Almeriense. Lo ocurrido es la desastrosa consecuencia de un peligroso cóctel que contiene componentes económicos, políticos, históricos y sociales que lleva años gestándose. No es casual que en este caldo de cultivo actúen grupos fascistas y que incrementen su influencia social.

    No es anecdótico que millones de personas huyan de sus países para poder sobrevivir. La causa última de la marginación de los inmigrantes está en el intercambio desigual que la globalización económica impone a sus países, generando una pobreza estructural y una situación desesperada que obliga a millones de seres humanos a emigrar lejos de sus familias y hogares, jugándose la vida en el intento  - perdiéndola en muchas ocasiones -.

    No es anecdótico que trabajen por salarios de miseria y sin garantías. Con la clara situación de desventaja que produce la extrema miseria, llegan a países como el Estado español, donde venden su fuerza de trabajo por el precio que sea. Quienes poseen los medios de producción, el capital suficiente y tierras, no ven en esta masa de emigrantes a personas con derechos, sino máquinas de generar dinero fácil y rápido, a quien explotar sin prebendas  - mientras de paso generan un conflicto con los llamados trabajadores autóctonos como consecuencia de la bajada generalizada de salarios -. Por eso no es de extrañar que un municipio como El Ejido, extremadamente pobre hace apenas 10 años, sea ahora uno de los más ricos del Estado, con un porcentaje elevado de sucursales bancarias y un enorme tejido industrial auxiliar. Sin embargo, la acogida de esa mano de obra no se vio correspondida con medidas sociales (vivienda digna, seguridad social, hospitales, colegios) porque en el fondo a estas personas no se les presuponen derechos sino sólo obligaciones. Sólo son consideradas como mercancías, fuerza de trabajo sin más.

    No es anecdótico que lo sucedido tuviera que ver con la campaña de intoxicación que el gobierno y los medios de comunicación han hecho acerca de la Ley de Extranjería. Quienes enviaron un mensaje de alarma y emergencia social por "la invasión" de inmigrantes que la nueva Ley de Extranjería supuestamente favorecía han sentado las bases para generar estos episodios vergonzosos que crean un poso social muy peligroso y conflictivo, en estado de latencia. En ese contexto  han surgido estallidos de violencia racista como los de Tarrasa, Canillejas...

    No debemos olvidar que esta nueva Ley de Extranjería establece, como las anteriores, la discriminatoria clasificación entre personas "legales" e "ilegales". A través de ella se ejecutan los principios políticos de la Unión Europea, que tiene como objetivo criminalizar y controlar los flujos migratorios, y dejar pasar sólo a la mano de obra que el capital necesite para no interrumpir el proceso de producción.

    La Europa Fortaleza garantiza que se inviertan millones de euros para proteger las fronteras con alambradas y cámaras de videovigilancia. Se crean cuerpos policiales ad hoc y se regula una legislación que permite dar un soporte legal a actuaciones que vulneran los derechos humanos. Presentando la inmigración como un "problema", los ejércitos, que vigilan codo con codo con las policías, las fronteras, llenan de contenido una existencia -la suya- difícilmente justificable. Los inmigrantes catalogados como "nuevos enemigos" también son rentables para la maquinaria represiva. La distorsión intencionada que el racismo y militarismo institucional hacen de las causas y consecuencias de los conflictos, sienta las bases para el creciente gasto militar que en el 2.000 rondará los tres billones de pesetas.

    La lucha de los trabajadores inmigrantes de El Ejido, su autoorganización, la huelga indefinida han sido una respuesta de dignidad y un ejemplo de cómo combatir el racismo y la explotación en nombre de intereses comunes, como trabajadores y como personas. Hacemos un llamamiento por una lucha unitaria contra el racismo, la xenofobia, el fascismo y el militarismo. Y a favor de una sociedad intercultural y solidaria Por unas condiciones de vida dignas para todo el mundo y por un reparto de la riqueza que nos permita cubrir nuestras necesidades básicas.
 


AFAPP, APMR, Asamblea de Parad@s Pablo Neruda, Asociación de Inmigrantes de Bangladesh, Asociación de Chinos en España, CAES, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, Coordinadora Antifascista de Madrid, Coordinadora de Colectivos Lucha Autónoma, Coordinadora Libertaria de Madrid, Cruz Negra Anarquista, CSOA el Laboratorio, Ecologistas en Acción, Garibaldi, Gramsci Norte, Izquierda Revolucionaria, Movimiento contra la Europa de Maastricht y la Globalización económica, Paso de Cebra, Paz Ahora.

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